El INTA difundió algunas recomendaciones con vistas a la próxima siembra de los granos finos, principalmente de trigo, brindadas por uno de sus especialistas: el ingeniero Enrique Alberione.
Tales recomendaciones abarcan los aspectos sanitarios que hacen al cultivo. En principio, cabe señalar que, en función de la campaña anterior, se observó desde el inicio un ambiente conducente para el establecimiento temprano y anticipado de algunas enfermedades foliares, fundamentalmente de roya anaranjada, detectada sobre cultivares susceptibles, incluidos algunos que se sumaron a la lista en el presente año.
Durante el año pasado, las precipitaciones alcanzaron niveles algo inferiores a los registros históricos, sobre todo entre julio y noviembre. En mayo y junio, fueron normales. Las temperaturas máximas tuvieron registros superiores a la media histórica, lo mismo que las mínimas, exceptuado el trimestre julio-septiembre, cuando fue significativo el número de días con heladas.
La roya anaranjada se dio de manera anticipada debido a que en el bimestre mayo-junio las temperaturas fueron superiores a las normales, lo cual favoreció el desarrollo de la enfermedad. Ese desarrollo tuvo su crecimiento durante el macollaje, y se vio frenado a partir del encañado, hacia adelante. Pero volvió a crecer en octubre, con el restablecimiento de las precipitaciones.
Los estudios realizados en la red de evaluación de cultivares del INTA señalan que las variedades presentan susceptibilidades y moderada resistencia a las royas anaranjada y amarilla. Considerando las cuatro fechas de siembra, y ubicando los ciclos de crecimiento de las variedades en esas cuatro fechas, se puede ver que aproximadamente el 30 por ciento de los cultivares se muestran susceptibles a la roya anaranjada. Para roya amarilla es algo inferior, entre un 10 y un 20 por ciento.
La campaña anterior dejó información, que conviene tener en cuenta, sobre la dinámica que tienen los patógenos en cuanto a los aspectos raciales. Las royas presentan distintas razas del patógeno, las cuales son contrarrestadas por genes de resistencia en los cultivares. El año pasado, algunas de las razas aumentaron su frecuencia, y los genes que conferían resistencias a esas razas, resultaron no ser efectivos. Eso provocó quiebres de resistencia, o comportamientos de susceptibilidad frente a la enfermedad.
Ante este panorama, conviene tener en cuenta que, en principio, el reemplazo por variedades nuevas no asegura un aporte significativo en resistencia (aunque algunas lo tendrán, y otras no). Pero es necesario conocer el comportamiento sanitario de cada una de las variedades, una información que está disponible en la página web del INASE y lo estará también en las publicaciones del INTA. Es necesario hacer una buena elección de las variedades, atendiendo no sólo a rendimiento y calidad, sino también al aspecto sanitario.
También es conveniente hacer una diversificación de las fechas de siembra, entre variedades de un mismo ciclo de crecimiento. Lo ideal sería hacerlo con distintos ciclos, sembrando combinadamente variedades de ciclo largo, con otras de ciclo mediano o corto.
Otra consideración necesaria: En la semilla se alojan patógenos que es conveniente controlar, para evitar la aparición de enfermedades. El control debería apuntar principalmente al control de carbones, caries, mancha amarilla y fusariosis de la espiga.